Dado que parece harto improbable que en 2020 remita la actual dinámica de disrupción, las empresas en el epicentro de la obsolescencia tecnológica seguirán viéndose afectadas negativamente. En un intento por afrontar la situación, los consejos de administración y equipos directivos de muchos grupos en apuros podrían volver a tomar decisiones de asignación de capital desatinadas.
Las empresas en el epicentro de la obsolescencia tecnológica siguen viéndose negativamente afectadas, especialmente redes de televisión por cable, periódicos, comercio minorista, así como tecnológicas y petroleras tradicionales. No obstante, la siguiente etapa de esta revolución económica, que denominamos ‘Disrupción 4.0’, no se limita a sectores específicos, sino que está transformando estructuralmente modelos de negocio en la totalidad de la economía mundial.
En 2018, los analistas de T. Rowe Price estimaron que el 31% de la capitalización bursátil del S&P 500 estaba amenazado por la disrupción. En octubre de 2019, el número de compañías en riesgo había aumentado pero, debido a su peor comportamiento, su participación en la capitalización bursátil del S&P 500 había caído al 29%. La disrupción ha creado un fuerte entorno fundamental para sus beneficiarios (como las grandes empresas de plataformas tecnológicas), al tiempo que ha frenado el crecimiento de los beneficios de muchos grupos establecidos que cotizan con múltiplos más bajos. Amazon es probablemente el factor más importante que impulsa cambios seculares para otras empresas, sobre todo en los ámbitos del comercio minorista tradicional, centros comerciales y supermercados. Con la aparición de AWS, su plataforma basada en la nube, el hardware tecnológico están viéndose igualmente presionado.
Fuente: Análisis de datos por T. Rowe Price. Del 1 de junio de 2007 al 31 de octubre de 2019
Los equipos directivos no logran solventar problemas fundamentales Si bien un cierto número de empresas desafiadas por la disrupción, o 'establecidas', están intentando plantar cara a los nuevos rivales, por ahora los resultados de estos esfuerzos están siendo relativamente mediocres. En nuestra opinión, demasiados consejos de administración y equipos directivos están, usando una analogía del fútbol americano, lanzando pases 'Ave María' al forzar operaciones de adquisición ambiciosas en un intento por solucionar problemas fundamentales. Muchas, si no la mayoría, de estas operaciones han generado rentabilidades financieras ridículas y no han logrado los objetivos estratégicos previstos. En nuestra opinión, es probable que estas malas decisiones de asignación de capital conviertan a muchas empresas desafiadas en inversiones de pésima calidad a largo plazo, casi independientemente de las valoraciones. Con todo, la disrupción también está mejorando las características de crecimiento de algunos sectores tradicionales, como por ejemplo utilities, sector que generalmente se consideraba una apuesta de rendimiento defensiva, pero que en los últimos años ha evolucionado, demostrando un potencial de crecimiento de nuevo cuño, el cual podría no estar siendo reconocido en toda su magnitud por el mercado.
Los tres factores que impulsan a las utilities Vemos tres tendencias que impulsan el crecimiento de los beneficios de algunas utilities. En primer lugar, estamos observando un entorno normativo más favorable. Muchos Estados están permitiendo que las utilities empiecen a obtener una rentabilidad nada más comenzar a construir nuevas centrales eléctricas, en lugar de tener que esperar hasta que entren en funcionamiento. En segundo lugar, los avances en la tecnología “fracking” han hecho caer drásticamente los precios del gas natural en muchas áreas de servicio de Estados Unidos. Si bien una gran parte de esos ahorros está siendo trasladada a los consumidores, las utilities también han podido retener una parte, aumentando su rentabilidad financiera. Por último, las utilities están beneficiándose del descenso de los costes de la energía renovable, siendo ahora más barato generar energía con plantas solares y eólicas que con centrales eléctricas de carbón en algunas regiones y a ciertas horas del día. Los costes operativos de las instalaciones de energía renovable también suelen ser sustancialmente más bajos que los de las centrales eléctricas convencionales.
El espectacular impacto en los beneficios de la utilities El impacto en los beneficios ha sido espectacular. El sector utilities registró un crecimiento de los beneficios prácticamente nulo entre 1986 y 1998 (a pesar de que los beneficios del S&P 500 crecieron un 150% durante ese mismo período), pero esa brecha ya se ha reducido sustancialmente en los últimos veinte años.
En nuestra opinión, el continuado descenso de los costes de las energías renovables y las mejoras en la capacidad de almacenamiento podrían impulsar un período sostenido de varias décadas de crecimiento de los beneficios por encima de la tendencia para las utilities. Sin embargo, las valoraciones recientes han reflejado solo una pequeña prima sobre el mercado general estadounidense. Se requiere una selección de valores muy cuidadosa para evitar utilities en apuros, al igual que compañías con mercados sustanciales en Estados con una regulación inadecuada. Sin embargo, en nuestra opinión, una utility capaz de hacer crecer sus beneficios a una tasa anual del 6%, con un dividendo 1,5x el rendimiento del UST a 10 años, debería cotizar a un múltiplo más alto que el exhibe en el mercado actual.
Lidiar con un futuro disruptivo
El número de sectores en los que es atractivo invertir está disminuyendo, por lo que saber sortear el riesgo secular es crucial para el éxito de cualquier inversión. A las empresas les resultará más difícil que en el pasado confiar en la tradicional reversión a la media. Es difícil imaginar cómo empresas tipo Viacom, Discovery o General Mills pueden innovar para superar los retos seculares.
Incluso una empresa de éxito no expuesta a ningún riesgo o disrupción secular puede sufrir una fuerte compresión de sus múltiplos si el mercado percibe sus problemas como un riesgo secular. A nuestro juicio, la aparición de un riesgo secular podría crear una gran ventaja para la inversión activa, pero plantea un reto sustancial a la inversión pasiva de cara a los próximos 5 a 10 años. En nuestra opinión, también pone de manifiesto la importancia de invertir a largo plazo, con un horizonte temporal de entre tres y cinco años.
En T. Rowe Price, tratamos de gestionar este riesgo manteniendo posiciones estructuralmente infraponderadas en empresas que se enfrentan a retos seculares.
Los valores específicos identificados y descritos no representan todos los valores comprados, vendidos o recomendados por T. Rowe Price, y no se deben hacer suposiciones de que los valores identificados y discutidos fueron o serán rentables.